Estilo de Shakespeare.
Características de la obra de Shakespeare:
- funde la tradición popular y la culta, con lo que se garantiza
el éxito ya que consigue gustar tanto a la corte como a la plebe.
- Rompe con las normas del teatro clásico: número de escenas, mezcla de
prosa y verso, alternancia de distintas formas métricas y unión de lo clásico y
lo cómico.
- su lenguaje se
caracteriza por ser poético, de gran belleza y con hondas
reflexiones existenciales de los personajes, lo que hace que la
psicología de los mismos sea compleja y real.
En Romeo y Julieta vemos el reflejo de estas características. Así,
Shakespeare utiliza un estilo elevado en el habla de los personajes de clase
alta, con vocablos cultos y, a veces, en desuso, también con referencias mitológicas,
para mostrar precisamente la superioridad de esa clase social. El lenguaje
vulgar y coloquial lo vemos en el habla de los sirvientes y criados quienes,
debido a su condición, tienen un vocabulario más soez, pero a la vez rico en
juegos de palabras normalmente con connotaciones eróticas o para insultar y
dañar a sus amos, la clase burguesa. Con esto queda plasmado la fundición de
tradición popular y culta, como vemos en:
Ama: ¡Señorita, señorita!
¡Cómo duerme! ¡Señorita, novia, cordero mío! ¿No despiertas? Haces bien: duerme
para ocho días, que mañana ya se encargará Paris de no dejarte dormir. Ejemplo de lenguaje vulgar del ama con alusión al sexo implícito en
la noche de bodas que supuestamente van a tener Julieta y Paris.
Romeo: ¿Qué digo sepulcro? Morada de luz, pobre joven. Allí duerme
Julieta, y ella basta para dar luz y hermosura al mausoleo. Ejemplo de lenguaje elevado con
cultismos como “sepulcro”, del latín “sepulcrum” o “mausoleo”, del latín “mausoleum”.
Julieta: No eres tú
mi enemigo. Es el nombre de Montesco, que llevas. ¿Y qué quiere decir Montesco?
No es pie ni mano ni brazo, ni semblante ni pedazo alguno de la naturaleza
humana. ¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no dejaría de ser rosa, y de
esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo. Ejemplo de lenguaje
lírico. Encontramos personificación en el “nombre de Montesco”, ya que un
nombre no puede ser enemigo, a la vez que metonimia porque aludiendo a ese
nombre como enemigo engloba a todo lo relacionado con él. Interrogaciones
retóricas en “¿qué quiere decir Montesco?” “¿por qué no tomas otro nombre?”,
pues no espera respuesta, sino que ella misma se responde mientras continua con
su intervención. Encontramos en la siguiente oración: “No es pie, ni mano, ni
brazo, ni semblante, ni pedazo alguno de la naturaleza humana” una enumeración
del campo semántico del cuerpo humano (pie, brazo, mano, semblante). Hay
epanadiplosis en la oración “la rosa no dejaría de ser rosa” ya que comienza y
acaba con el mismo sustantivo.
Romeo
Sus flechas me han herido de tal modo, que
ni siquiera sus plumas bastan para levantarme. Me ha atado de tal suerte, que
no puedo pasar la raya de mis dolores. La pesadumbre me ahoga. Referencia a Cupido, dios del amor latino.
Romeo
Demasiado temprano llegaréis. Témome que
las estrellas están de mal talante, y que mi mala suerte va a empezarse en este
banquete, hasta que llegue la negra muerte a cortar esta inútil existencia.
Pero en fin, el piloto de mi nave sabrá guiarla. Adelante, amigos míos. Referencia de Romeo a temas existenciales como la muerte.