2. Shakespeare y su creación literaria

La creación literaria de Shakespeare

Shakespeare fue un autor prolífico que escribió poesías y dramas.
En su producción poética destaca su ruptura con los cánones y directrices establecidas por Petrarca en la elaboración de sonetos, se trata de dos serventesios, un cuarteto y un pareado, el llamado soneto shakespeariano. Los temas de los sonetos son el amor y el tiempo.
En cuanto a su producción dramática, recogida casi toda por dos actores de su compañía en el manuscrito llamado First Folio, la podemos dividir en tres periodos:

Periodo de aprendizaje: escribe primero tragedias de tema histórico como Tito Andrónico para después producir comedias de enredo como La fierecilla domada. Acaba este periodo con drama trágico Romeo y Julieta, al que pertenece este fragmento.
Poeta de teatro: vuelve a los temas históricos ingleses como Ricardo II y produce comedias románticas en las que los obstáculos marcan el camino de los personajes, como por ejemplo El mercader de Venecia. Las tramas de las piezas de este periodo están sacadas, en su mayoría, de obras literarias italianas.
Dramas dialécticos: este periodo se inicia con Hamlet. Lo característico de estas obras es el drama interno, el debate dialéctico de los personajes, quienes buscan la verdad absoluta.

La producción dramática de Shakespeare era representada en la época por la compañía de Los hombres del Chambelán. Las representaciones se llevaban a cabo bien en palacios y salones de los nobles, bien en edificios construidos para este fin.
Los teatros de la época se caracterizaban por ser construcciones circulares sin techo y con el escenario medianamente cubierto que se internaba un poco hacia el centro de un arenal al aire libre circundado por dos o tres pisos de galerías. La plataforma constaba de dos niveles, uno a poco más de un metro respecto a la arena, techado y sujeto por columnas, y otro un poco más alto con un tejado en el que se ocultaba el aparato necesario para manejar la tramoya y maniobrar la puesta en escena.
Por último, debemos destacar en las tragedias de Shakespeare a un protagonista que cae desde lo más alto de la gracia hasta morir, mientras que en la comedia destacamos el talento del autor para crear personajes tipo, como el bufón.